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lunes, 8 de septiembre de 2014

El fuego en Irkustk






El fuego reparador.
Decía que las casas de madera están protegidas por ley, pero son un objeto del deseo para los especuladores, una carga para los propietarios y una bella rémora del pasado que las políticas municipales no saben o no quieren solucionar. En muchos casos estas casas son propiedad de los mismos que gobiernan, las gentes pudientes de la ciudad que las han heredado de sus padres y abuelos y no quieren mantenerlas. Ahora vienen los tiempos “modernos” y ellos viven en casas con el confort y la compañía que escogen las clases en el poder. Son ellos mismos los que han puesto en marcha la mano del diablo. Así, en una noche húmeda y poco probable para un incendio, de las sombras salen las llamas hasta quedar reducidas a cenizas; dispuestas a ser demolidas del todo y no se penalizada su destrucción.
Mientras buscaba el Hostal en la avenida Carlos Marx, tuve que preguntar a varias personas por las indicaciones que me daba el GPS. Un mecánico de coches me dijo que estaba detrás, de la calle, en la zona de patios interiores. Me quiso acompañar hasta el lugar y al entrar vi una de estas casas totalmente carbonizada; era una montaña de cenizas y negros leños doloridos.  Le pregunté que había pasado y con gestos explícitos me dijo:
 ⎯Ahora vale más dinero…⎯
Esa es la resultante de hacer de estas casas un  patrimonio protegido y no aportar ideas, prestigio y dinero para que los propietarios quieran vivir en ellas. Las abandonan y seguidamente cuando están maltrechas las queman. Nadie sabe nada, solo que mueren entre las llamas…
No ha de extrañarnos mucho la historia, aquí se ha hecho en todos los barrios antiguos, en las masías y en algunas casas protegidas por leyes municipales; las piedras para la construcción de Glíptica proceden de una de ellas, se las compré a la empresa que la derribó…

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