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domingo, 21 de septiembre de 2014

Arquitectura en las nubes. Vladivostok.





Arquitectura en las nubes.
Ya vi estas imágenes entre los edificios de Ekaterimburgo; los rascacielos llegaban a las nubes y la niebla era lluvia fina que calaba los huesos. No es que las edificaciones fuesen muy altas, es que la bruma del vapor formaba una capa densa a cierta altura y hacía que estas se perdieran entre el fondo del cielo.
En Vladivostok las nubes nacen en la costa, en la frontera que forma el mar y la tierra. Es un estado natural que ciñe el paisaje y viste la ciudad de cierta melancolía, a su vez le da al verde una frondosidad y frescura que no se encuentra en otros lugares.
El pacífico mantiene las temperaturas estables, las regula y estas chocan con los cambios continentales de Siberia. La bahía de Vladivostok es un rincón privilegiado, un trocito de paraíso, húmedo y frondoso que acoge a sus habitantes y los mima hasta el extremo de hacerlos presuntuosos. Parece que es una invención pero no lo es, la clase media y alta lucen sus coches y vestimentas y estiran el cuello como los cisnes. Quizá es debido al microclima que se crea en aquel lugar, quizá es que están muy lejos de Europa y ellos nos representan allí donde están…
Los edificios modernos dibujan el paisaje de la ciudad y dan una señal clara de los objetivos de la ciudad y sus habitantes. Algunos han crecido en los últimos tiempos y los días de niebla se pierden en el cielo, se confunden con la montaña y parecen levitar en aquel manto de espuma liviana. Parecen emanaciones de una avatar posible y se funden en un infinito lejano conde los humanos no pueden tener acceso. Además, son edificios limpios, no hay nada que diga que sirven para ser habitados. Quizá nos dicen que son ocupados por seres celestes, almas que se funden con la niebla de la bahía.
El día que hice las fotos llovía lentamente, las calles estaban resbalosas y las gentes caminaban bajo el paraguas. Yo no hice caso y quise ver el océano con aquel clima; cuando llegué a las orillas del gras pacífico yo era parte del mar. Quedé de agua hasta los corvejones, tanto que me obligó a ir al hotel a cambiarme; es cuando me sucedió lo del secuestro.

La próxima entrada será sobre este tema… pienso…

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