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miércoles, 30 de julio de 2014

Marx y Lenin.

Karl Marx. Moscú

Cabeza de Lenin. Ulan Ude

Lenin delante de la Duma de Ekaterinburgo.

En la plaza de Lenin en Irkustk

Lenin en Kazán.

Lenin en Krasnoyark

Lenin en Novosivirsk

Lenin en Omsk

Lenin en Chitá

Esculturas de Lenin en las ciudades que se encuentran en la ruta del transiberiano. Vladivostok


Marx y Lenin.
Marx y Engels desarrollaron los conceptos de “materialismo dialéctico”, tesis que en principio rige todas las relaciones sociales, históricas y naturales. Vienen a decir que el mundo se mueve permanentemente y sus interacciones “determinan el destino humano”. Le llamaron materialismo dialéctico, porque abordaban los fenómenos de la naturaleza y el método de estudiar y entender su fenomenología como un proceso en revisión permanente. El mundo es dialéctico, ⎯decían⎯ y la interpretación y enfoque de la naturaleza se ha de hacer de manera “racional, científica y material”, sin añadidos espirituales ni ideológicos, sin conjeturas no demostrables...

¿Quién no puede estar de acuerdo con esta observación? Hasta en el mundo chamánico las cosas eran así; ya lo hablamos entre las aguas del Baikal. Siembre nos encontramos en permanente simbiosis con los contextos donde vivimos y siempre tenemos que maniobrar para ubicarnos en el medio donde nos toca vivir. El “error” del enunciado y de la tesis en general, nace de querer “controlar” los procesos dialécticos, de cargarlos de “ideología estática, (el partido)” y de no tener presente la condición humana, ambición, orgullo, impiedad, soberbia, ignorancia... los siete pecados capitales y algunos más…

El naciente partido comunista de entonces necesitaba una tesis, una mirada “nueva del mundo”, un pensamiento que organizara las bases del campesinado para contrarrestar la pujanza y voracidad del capitalismo. Un periodo nuevo emergía de los procedimientos dialécticos; era el proceso de industrialización que nos ha traído hasta el mundo moderno, donde la mano de obra, la plusvalía del trabajo", ha perdido valor y el precio de una vida humana es menos que la de un robot en una cadena de producción.

El Partido

El concepto general del marxismo fue recogido por Lenin y aplicado al partido como instrucción, como "catecismo salvador". Tenían que organizar el pueblo con los argumentos que podían entender. Por lo tanto: había que demonizar al enemigo y exponer como verdad absoluta y permanente el nuevo paradigma; el suyo, no el de las tesis marxistas. En realidad Los dirigentes del partido no leyeron a Marx nunca y los llamados marxistas no entendieron ni un solo concepto, sólo cambiaron algunas palabras y las colocaron en contextos "comprensibles", predigeridos; por eso dejaron intacta la arquitectura del hombre antiguo. Ningún Zar tiene una tumba como la que tiene Lenin en el centro de Moscú, ningún ser del pasado ruso es tan presente en las calles y plazas mayores de todas las ciudades de Rusia… Ningún símbolo es tan reiterativo como los del partido en todos los edificios oficiales...

De esta extraordinaria simbiosis “ecuménica” nació el Partido comunista marxista leninista y todo lo que pasó después fue una maravillosa obra de teatro que “paralizó la historia”, el "pensamiento dialéctico" quedó secuestrado por setenta años en el salón de actos de "los soviets". De hecho, dicho sea de paso, si Marx levantara la cabeza, seguro que escribiría "El Capital" con conceptos y encajes sociales diferentes, o observando los resultados posiblemente no lo escribiría.

El teatro

En las operaciones del partido se canjeó una Biblia por otra, unos zares por otros, unos discursos por otros… Cambió todo pero siguieron las jerarquías y diferencias humanas, sólo que ahora lo hacían dentro del partido y aparecía una figura nueva; "todo para el pueblo pero sin el pueblo". Así aumentaron los intereses por el poder y las estrategias homicidas hasta llegar a los esperpentos criminales de Stalin, Pol- Pot. Mao Zedong...
La valoración del hombre no cambió, los horizontes espirituales siguieron los mismos, la mirada hacia la naturaleza fue más depredadora si cabe y los rituales se aplicaron travestidos para que las voluntades siguieran secuestradas. Esta situación se repite en cada proceso donde el pueblo se alza con "la voz de los ventrílocuos…" Se cambió todo para que el proceso de cambio no tuviera encaje real en la sociedad, para que los nuevas “autoridades” siguieran siendo los respetables del Kremlin; espectros intocables desde el inicio de los tiempos. Los campesinos tomaron “el poder del bufón, pero fueron guiados por las élites del partido a los campos de Siberia, igual que antes lo hicieron para preservar los intereses de la nobleza, la iglesia y los zares. Los intelectuales “progres” comieron de la mano del nuevo poder y los que se atrevieron a alzar la voz los mataron como a Trotsky o los deportaron a las Gulags de Siberia o a trabajar en las minas o en el canal blanco del mar Caspio… A los trabajadores los ocuparon en la difusión de la "nueva catequesis", los organizaron en asambleas de fábrica, de barrio o de ciudad; “sinagogas” donde se podía hablar de todo menos criticar al poder vigente y denunciar las tropelías de los dirigentes del partido. Para convencerlos y llenar su pecho de orgullo, se magnificaron sus oficios en piedra sustituyendo a los santos, les hicieron edificios suntuosos donde nunca entraron, “los soviets” y los símbolos del partido ocuparon las sagradas mandorlas donde antes se representaba la omnipresencia de Dios…

El chofer de Zhúkov

El Chofer de Zhukov, según me contó, Ulan Ude 2014

El chofer de Zhúkov
Una ciudad es un museo de historia sin guías ni cartelas; todo lo que ha pasado ha dejado su rastro de manera sutil, todo está implicado en las calles, los edificios, las plazas y las gentes.

Delante del Museo de historia, en la plaza Manezhnaya, hay una escultura ecuestre que destaca por la contención y la falta de gracia, por la rigidez de todos los elementos que la componen. Pienso que un caballo tiene una forma grácil y su belleza se expresa en sus movimientos, en los giros de la cabeza y las patas, en las tensiones y descargas de cada una de sus partes. Aquí el escultor optó por eliminar todo rasgo débil y casi realizó un caballo de cartón. Las patas del caballo están tensadas, las orejas en alerta, la cola extendida, la riendas tirantes y los ojos espantados; solo la pata trasera vuela en el aire y un pequeño giro de la pezuña nos da cierto aliento elegante y confiado...
El mariscal está sentado a horcajadas, todo él rígido y apoyado sobre los estribos, también esta tensado. Tiene el brazo unido a la cintura para sujetar mejor las riendas, el cuello recto y en la espada recta, vertical, le cae con toda su gravedad. El volumen del pecho nos explica que lo lleva cargado, repleto de aire contenido y las medallas lucen su carácter interior, sólo su mano derecha dice algo concreto; ¡calmaos…!
Se trata del mariscal Zhúkov, un héroe del ejercito rojo en la segunda guerra mundial, un personaje con un historial de leyenda nacido en el seno de una familia humilde que revolucionó las tácticas de combate. Zhukov entendió el frente como un todo integrado, el territorio era el escenario donde miles de hombres y máquinas de guerra se mueven como un cuerpo en acción, donde se podían conjugar artillería, tanques, infantería y otro material militar haciendo fintas inesperadas para el enemigo... Los ejércitos alemanes aplicaron sus tácticas tres meses después para tomar Polonia y la propia Unión Soviética. Los logros militares de Zhúkov son de enciclopedia, solo destaco la victoria sobre los japoneses en Guandong (Manchuria), la derrota de los alemanes en Moscú, el rompimiento del cerco alemán en Leningrado y la victoria total sobre Hitler en Berlín…

¿Y todo esto a que viene ya que mi interés por los asuntos militares es muy bajo…? Coincidencias de la vida que me regala estos momentos para recordar mientras viva…
No se como funciona el azar, menos aún como nos escoge entre miles para decirnos cosas sencillas, pero se que la historia tiene mil maneras de ser contada y a mi me las cuenta de esta manera. Mientras paseaba por una calle de Ulan Ude, me vino frontalmente un hombre de unos ochenta años bien llevados, bien vestido, perfumado y peinado con un traje clásico, una corbata atrevida y el pecho cargado de medallas. Me quedé mirándole a los ojos y el me sonrió. Le pedí hacerle una foto y se prestó a ello. Le pregunté el origen de los galardones y me contestó:
⎯ Te invito a un café⎯
Con un ruso impecable que no entendí ni una palabra, pero con gestos expresivos que entendí perfectamente, me dijo que él fue el chofer del Mariscal Zhúkov en el cerco de Leningrado…

lunes, 28 de julio de 2014

Matrioska


Matrioskas en la plaza de la revolución en Moscú

Las matrioskas
Las matrioskas son tan conocidas que no hace falta decir gran cosa, sólo que son la artesanía tradicional de Rusia por excelencia y un juguete magistral que esta degenerando con el mercado. Nacieron de manos del artesano Savva Mamontov: este tomó como referente a unas muñecas japoneses que también contenía en su interior varios dioses. La primera data de 1890, no obstante, el concepto de guardar objetos dentro de otros iguales ya existía en Rusia, se solían hacer con manzanas y con huevos de pascua. Fabergé el orfebre más conocido de la época, creó uno en 1885 que tenía en el interior una yema de oro y en el interior de la yema una gallina y dentro de ésta una corona…

Procedimientos
Las matrioskas se caracterizan por la simplicidad y los colores vistosos, por la alegría y armonía de diseño. Últimamente este principio se ha alterado y han buscado mercados internacionales atraídos por el turismo y se ha perdido el concepto original. Ahora podemos ver matrioskas con las caras de los lideres mundiales, los deportistas famosos y hasta con la cara de Homer.
Pienso que lo más significativo del juguete está en esa mirada hacia el interior, hacia lo oculto, misteriosos y desconocido. A veces las muñecas que alberga dentro son iguales entre sí y pueden llegar a contener más de 70 unidades.
Uno de los principios técnicos es que todas las muñecas de una matrioska deben ser construidas a partir del mismo bloque de madera; hace falta que la expansión y contracción de la materia sea siempre regular y sabemos que las características de cada bloque son únicas y no varían.
El mito interpretado
Existe un relato que ayuda a conocer la mente del artesano y el éxito de las muñecas rusas; se piensa que en la cara oculta del mundo se encuentra otro mundo igual o mejor al que vemos… No es de extrañar que tengamos diseñado un paraíso para después de la muerte. Pero existe otra tradición que también se une a la matrioskas, es la historia de Pigmalión y la capacidad que tiene el creador para hablar con el objeto de su creación, e inclusive enamorarse de él… eso lo hacemos todos…

Relato comprimido.
Dicen que Mamontov hablaba cordialmente con la primera muñeca que construyó, pasó el período de confianzas hasta que ella le manifestó que quería tener una hija; él la complació y la hizo de su vientre…. Al tiempo también su hija manifestó el mismo deseo y el artesano también satisfizo el deseo operando de la misma manera. Así fue retrocediendo en los ovarios de la primera matrioska hasta llegar al primer ser vivo que hubo en la tierra…
Conclusión
El juguete no es un objeto decorativo, presenta un juego de espejos interiores en los cuales se pueden encontrar la teoría fractal, el desdoblamiento del ser, el principio original y sus permutaciones y la creación de la vida…

CATEDRAL de Moscú, Cristo redentor.


Demolición de la catedral de Moscú por mandato de Stalin para hacer el palacio de los soviets... nunca se construyó.

Reconstrucción e inauguración de una versión nueva en el 2000



CATEDRAL CRISTO REDENTOR y "Las siete hermanas". ( Solo pongo dos)
La catedral del Salvador o Redentor resplandece por su flamante construcción; la han rehecho tal como era para testimoniar la condición humana y le han añadido algunas cosas para reafirmar esa condición; ¡la historia nos enseña una vez más! Está muy cerca del Kremlin y aunque es un templo nuevo, esta hecho según la construcción antigua que fue demolida por Stalin. Su forma recuerda a la de S. Sofía de Estambul y aunque para nosotros no es un templo grande, lo es para la iglesia ortodoxa que siempre optó por templos más pequeños, acoplados a las gentes y al territorio. El que vemos abrió sus puertas en el año 2000 y es una replica exacta del antiguo. Como he podido encontrar una imagen del antiguo, la acompaño para hacerme una pregunta.
Cómo es que todos los planteamientos del racionalismo y las esperanzas que se pusieron en la planificación de las ciudades del futuro fracasaron tan estrepitosamente. Cómo es que en la Unión Soviética que disponían de todas las herramientas para poder diseñar ciudades nuevas, hicieron rémoras fantasiosas del pasado y ciudades inhumanas para los trabajadores… Cómo es que de la época del gran crecimiento constructivo solo quedan “las siete hermanas” y para hacer estas replicas del clasicismo del XIX tuvieron que derribar los edificios antiguos. No será que en las mentes del partido, “el aparato”, “los progres” que hablan con la voz del pueblo, todo lo que no sea hecho por ellos tiene que ser demolido. Eso lo podemos ver todavía hoy, es bien actual ese comportamiento humano. ¡Mirar...! No sigo por este camino que me puedo perder… Es una pequeña pincelada, pero aconsejo leer este artículo sobre la arquitectura a comienzos del S. XX…http://constructoresdelarevolucion.blogspot.com.es/2013/09/constructores-de-la-revolucion-1ra-ola.html

Uno de los siete edificios que Stalin hizo construir. 1947-50

La lengua y las gentes





La lengua

La lengua ha estado la gran barrera de este viaje, la que me ha hecho sentirme desvalido y en ocasiones perdido. No entendía nada y tampoco me entendían hablara lo que quisiera, había que conocer el ruso y leer el código cirílico... No obstante esa carencia de comunicación la he compensado con la amabilidad de las gentes, especialmente las mujeres, ellas estaban dispuestas a ayudar en todo momento y en muchas ocasiones a acompañarte hasta el lugar, telefonear a hoteles, preguntar a vecinos, orientar a taxistas, etc. De estas atenciones he sacado una opinión muy favorable del país; ¡gracias a todos y valgan para todo el trayecto…!

La lengua. Biblioteca Lenin

Biblioteca Lenin y efígie de Dostoyevski

Dostoyevski: Moscú, 1821 San Petersburgo, 1881
La Biblioteca Lenin en Moscú y la efigie de Dostoyevski; una obra que hace honor al mejor escritor que ha dado la lengua rusa y quizá uno de los mejores conocedores del alma humana de todos los tiempos. Su obra se caracterizan por una perspectiva social, política y moderna y denuncian el cinismo de los poderosos, el eufemismo de los llamados “progres” y el desprecio que estos ejercen sobre el trabajo dirigido y preocupado por los destinos humanos. Él fue un precursor del existencialismo y su obra es de clamorosa actualidad… Crimen y castigo, Los endemoniados, Memorias del subsuelo, El jugador... Se puede pasar un buen verano con él...


La lengua
La lengua ha estado la gran barrera de este viaje, la que me ha hecho sentirme desvalido y en ocasiones perdido. No entendía nada y tampoco me entendían hablara lo que quisiera, había que conocer el ruso y leer el código cirílico... No obstante esa carencia de comunicación la he compensado con la amabilidad de las gentes, especialmente las mujeres, ellas estaban dispuestas a ayudar en todo momento y en muchas ocasiones a acompañarte hasta el lugar, telefonear a hoteles, preguntar a vecinos, orientar a taxistas, etc. De estas atenciones he sacado una opinión muy favorable del país; ¡gracias a todos y valgan para todo el trayecto…!

viernes, 25 de julio de 2014

El encuentro en Moscú







El encuentro
Cuando te encuentras perdido los instintos se inspiran y se hacen mas creativos. Pienso que lo mejor para la humanidad es el principio de incertidumbre, si las cosas no están claras te ves en la necesidad de buscarle soluciones. Esta idea tendría que ser básica en la formación de los jóvenes, la educación tendría que estar basada en ofrecer capacidades, no soluciones.
Sigo en Moscú, tomé el metro en Paveletskiy dirección Tverskaya, allí cambie de línea dirección Tsvenoy Bulvar. Subir al metro ya fue una inmersión en un mundo excitante; todo tenía un aliento nuevo…
Cuando salí de la estación de metro ya sabia donde estaba: también lo había ensayado virtualmente y conocía los pasos que  faltaban para llegar a Gotzilla, un hostal de mochileros que es una referencia fiable para los que van a hacer el transiberiano. En aquellos momentos Moscú me parecía una ciudad que no tenía bordes, pero cuando entendí que podía manejarme en aquel laberinto todo se hizo “comprensible” y aquellas calles de nombres impronunciables se hicieron reconocidas a base de caminar sobre ellas.
Como momentáneamente todo aparecía bajo control me fui a almorzar y escogí una cafetería donde establecí mi centro de operaciones en Moscú; Kofe khauz... Allí disponía de buena luz, buen ambiente, Wi-Fi libre y una calle repleta de motivaciones… Aunque parece sencillo pedir un café con leche y una pasta también resultó un problema, tuvieron que venir tres camareros para intentar entendernos y al final me trajeron un café negro, largo americano. La pasta fue más sencillo, cuando vi el panorama pensé que lo mejor era intentar hablar el lenguaje de los sordomudos, señalé con el dedo la pasta, puse el dinero sobre la mano y cobraron lo que tenían que cobrar.
Ese fue el aprendizaje de los primeros instantes pero he de decir que ese ha sido el sistema que he utilizado en casi todo el trayecto del transiberiano, especialmente en los autobuses. Nunca llegué a saber que valía el billete, cada día me encontraba en una ciudad diferente por tanto desistí aprender lo que mañana no serviría; abría la mano con monedas y la cobradora se servía, tampoco podía hacer mucho más.
El viaje ha resultado una experiencia memorable, todo lo que ha pasado lo doy por bueno; ¡pero no ha sido un viaje de placer! En todo momento tenia que llevar el control de todo: seguridad, trenes, hoteles, comidas, medicamentos, logística, cámara, higiene, horarios y compañía; mis pensamientos y yo en un viaje trepidante. Todo iba dentro de mi mochila, un pequeño bolso que colgaba de la cintura y una bolsita oculta debajo del pantalón donde guardaba tarjetas de crédito y la mayor parte del dinero en efectivo.

Acoplarme a los continuos cambios de horario ha sido lo más problemático. De Barcelona a Vladivostok hay 8 horas de diferencia y ordenar el tiempo en función de los trenes que se regían por el horario de Moscú era otro laberinto más complejo  que el primero; el tiempo y sus plegamientos, alabeos misteriosos que solo llegué a entender algo el ultimo día. La compra de billetes una odisea, casi siempre he recurrido a personal de los hoteles para obtener la información por internet, ellos me lo escribían en ruso y yo aparecía en la ventanilla con la chuleta, el pasaporte y la tarjeta de crédito; así salía del paso, no sin contratiempos...

jueves, 24 de julio de 2014

El metro de Moscú


Las gentes desprenden una belleza especial en el trajín cotidiano.
 

En ocasiones la distancia es inmensurable estando tan cerca...


Cada persona lleva su mundo en los ojos.


Los silencios pueden más que el chirriar de las vías...


Descender hasta sentirlo en el pecho.

Lugares de espera.

Llegada a Moscú
Justo al amanecer llegué a Domodédobo, el aeropuerto de Moscú. El día aparecía nublado pero no preocupante y el trajín de las gentes me decía que estaba en tierra de nadie, todas las lenguas, rostros y procedencias se encontraban entre aquella multitud. Tenia previsto ir hasta el hotel en transporte publico, así que tomé el tren de cercanías que sale justo delante de la puerta del principal. Antes, en casa,  lo había ensayado con el Street view y me conocía los movimientos como algo propio y cotidiano... Con cierta ayuda compré el billete del tren y tomé el asiento que mejor me pareció, con este acto sencillo dejé detrás una nube de taxistas que me proponían llevarme a cualquier lugar de la ciudad a precios no controlados. En veinte minutos ya estaba en la estación Paveletskiy donde el murmullo de la gran ciudad me dejó traspuesto; aquello era un sonido nuevo, el  barullo especial de cada ciudad, no obstante, aunque también había hecho el recorrido virtual, me resultó traumático encontrarme ante unos códigos que eran totalmente incomprensibles; ¡todos los anuncios habían enmudecido!
El metro de Moscú.

Cuando era pequeño mi padre me hablaba del oro de Moscú, nunca terminé de entender de que se trataba, ni si algún día regresaría y seriamos ricos o si los camiones cargados con lingotes se perdieron en la Junquera.  Ahora veo el metro de Moscú y me impresiona el poderío que han deslizado bajo tierra. ¿Estará aquí enterrado? ¿Será una ilusión la que me mantiene bajo tierra como si estuviera en Versalles? ¿Será que el pueblo amodorrado hacia el trabajo, hundido en la pequeñez de sus hogares, se deslumbra ante este poder y se crecen orgullosos al sentirse parte espiritual de una nación de príncipes?

martes, 22 de julio de 2014

El árbol de Siberia















Flora que bordea el Baykal.

El árbol de Siberia

Al sur de los hielos polares aparece la tundra, una extensa zona de permafrost , tierra helada que permite la vida de líquenes y matojos; estos sólo pueden emerger en primavera. Después, las tierras heladas se transforman gradualmente en un cinturón de bosques de coníferas; así nace la taiga. Los árboles más frecuentes en Siberia son el alerce, el pino, el cedro siberiano y el abeto. En las franjas meridionales, la taiga cambia y forma un cinturón boscoso formado por árboles caducifolios; abedules, sauces, olmos y chopos.

Cuando vas en tren, ves por la ventana estos bosques interminables y entre los claros cercanos a los ríos aparecen pequeñas aldeas hechas de pobreza, frío y aislamiento. Están dispersas y humeantes con sus cercados para animales y huertos de verano. Son casas hechas de madera y tejados de chapa de cinc. La primera pregunta que viene a la cabeza es como esta modalidad de arquitectura es la apropiada para los rigurosos fríos de Siberia. Tampoco puedes dejar de pensar que ahí la vida transcurre a otro ritmo, los niños buscan los nidos en primavera y en invierno escuchan los relatos de los mayores junto al fuego.

Para acercarnos a estos relatos he pensado en Vladimir Korolenko Galaktionovich 1853, 1921, quizá uno de los mejores narradores que ha dado el pueblo ruso y el que se ha dedicado a los temas que mejor definen las costumbres de esa extensa zona de la tierra, pero tambien son temas universales. El murmullo de la selva lo escribió el año 1886, y A. Guimerà redactó Terra Baixa unos 10 años después; en las dos obras se pueden ver claramente las coincidencias. Personalmente este relato me ha ayudado en mis "dialogos" en el Baykal...

El Murmullo de la Selva

La selva estaba agitada. Un murmullo regular sordo como el eco de campanas lejanas se escuchaba por todos sus rincones. De pronto, a través del tapiz verde que cubría la tierra, un jinete apareció a todo galope en su corcel. Era Iván Dimov, quien se dirigía a la cabaña de los guardabosques Máximo y Zajar, en medio de la maraña verde. 

Se dirigía a prisa sabiendo que se avecinaba un huracán. Cuando llego a la cabaña el perro comenzó a ladrar. Iván bajó del caballo y dijo, “Quieto Der, ¿Ya no me reconoces?” 

Al entrar a la cabaña saludó a su abuelo, “Buenas tardes abuelo, ¿Dónde están Zajar y Máximo?” El abuelo contestó,“Salieron temprano, ¿Quién eres tú?” Iván contestó, “Pero abuelo, cada vez que vengo me hace la misma pregunta. Soy Iván Dimov.” El abuelo le dijo, “¡Ah, si, ya recuerdo! Mi cabeza ya no conserva memoria para las cosas. Hace tanto que estoy en este mundo.” “¿Nació hace mucho, abuelo?” preguntó Iván. Dijo el abuelo,“¡Muchísimo! Yo ya era un niño cuando los franceses vinieron a combatir a nuestro emperador.”

Ambos estaban ya instalados en la cabaña, y había una hoguera encendida en la chimenea. Iván continuó la conversación, “Entonces habrá visto muchas cosas” El abuelo le contestó, “¿Yo? ¿Qué es lo que he podido ver? Nada más que selva. Siempre hay ruido en ella noche y día, invierno y verano. A veces cuando me pongo a reflexionar, me pregunto si he vivido verdaderamente. Quizá yo no he vivido jamás. El huracán se acerca. ¡Bien lo conozco! Es el demonio de la selva que se enfurece.” “¿Cómo lo sabe?” le preguntó Iván. El abuelo continuó, “Entiendo el lenguaje de los árboles. Ya no veo bien, pero tengo buen oído. ¡Escúcha! Esa es la encina que empieza a quejarse. Cuando eso sucede de seguro por la noche vendrá el demonio de la selva.” Afuera el viento soplaba.

Incrédulo, Iván rechazó el pensamiento del anciano, “¿De qué demonio habla abuelo? ¿Acaso no es el huracán el que destroza?” “No-le dijo el abuelo-es el demonio de la selva. Y lo he visto como te veo ahora a ti y aún mejor.” Iván le preguntó,“ ¿Y cuando lo vio abuelo?” El abuelo le dijo, “Era un día como hoy. Primero los pinos empezaron a agitarse. Después fueron las encinas. Luego, cuando la noche hubo descendido, él estaba ahí recorriendo a selva.” “¿Y cómo es?” le preguntó Iván. El abuelo le dijo, “Como un viejo sauce que crece cerca del pantano. ¡Uf, qué feo es! Yo le vi corriendo por la selva y atacando furioso los pinos. En otra ocasión danzaba alrededor de los árboles. Si quieres ven un día de invierno y quizá tú lo veas también.” Iván incrédulo, solo pensó, “Pobre viejo. Se ve que está contento de poder charlar. Es como si la agitación de la selva lo reanimara.”

El abuelo continuo, “El demonio de la selva es feo. A veces gasta algunas bromas pero no es malo.” Iván objetó, “¡Cómo que no! Si destruye todo lo que encuentra a su paso.” El abuelo le dijo, “Si. Es verdad. Pero sucede cuando está enojado. Solo en ese caso. En cambio aquí en la selva, los hombres han hecho cosas mucho más terribles que él. Puedes creerme.” “¿Cuáles?” le preguntó Iván. El anciano permaneció unos segundos cabizbajo, y luego habló con voz lenta: “Voy a contarte una historia que sucedió aquí mismo en esta selva. Hace ya mucho tiempo de eso. Es como un sueño vago y nebuloso. Pero cuando la selva comienza a agitarse, mi memoria se hace más clara, ¿Quieres oírla?” Iván encendió su pipa y dijo interesadamente, “Si abuelo. Con mucho gusto.”

El abuelo comenzó a contar su historia. Sus padres murieron cuando era niño, dejándolo solo en el mundo. Un grupo de campesinos alrededor de él conversaban sobre su custodia. Ellos eran demasiado pobres para alimentar otra boca. Entonces llegó el guardabosque del señor de la comarca. Su nombre era Román, y preguntó, “¿Qué sucede?” Uno de los campesinos le dijo,“Estamos viendo qué hacer con este niño. Sus padres murieron y nadie se puede hacer cargo de él.” “¿Qué edad tiene?” preguntó Román. “Ocho años” dijo una mujer. “Pues bien. Yo me lo llevo.” Incrédulos los campesinos le dijeron, “¡Tú!” Román contestó, “¿Qué tiene de extraño? Vivo solo. No tengo parientes. Sera mi compañía.” Sin embargo, uno de los campesinos le dijo,“Pero tú no eres rico. Te casaras algún día y tendrás hijos. Este niño será una carga.” Román le contestó, “¡Casarme yo! ¡Líbreme el cielo! Las mujeres solo sirven para dar problemas.” “En eso tienes razón” reconoció uno de los campesinos. Román agregó, “No se hable más. Me llevo al chico. ¿Cómo se llama?” “Dimitri” dijo una mujer. Román tomó al niño de la mano y se retiró diciendo, “Vamos Dimitri. Desde hoy vivirás conmigo.”

El abuelo explicó a Iván que fue así como fue traído a la selva y desde ese día ha vivido aquí. “¿Y qué tal persona era Román?” le preguntó Iván. Respondió el abuelo, “Era un hombre terrible. Había pasado toda su vida en estos parajes y su carácter era el de una fiera. Todos le temían, y hasta el señor de la comarca le permitía muchas cosas. Él no se amedrentaba ante nada.” “Y a usted ¿Cómo lo trataba?” Le dijo el abuelo, “No me trataba mal. Era duro, pero nunca me pegó.”

Así el abuelo continuó la historia. Román lo encerraba con llave y se iba, diciéndole, “Ya me voy, Dimitri. Regresaré por la tarde. Pórtate bien. Te dejaré comida preparada.” Dimitri pasaba allí solo todo el día, lo mejor que podía.

Así transcurrió un año y una mañana llegó a visitarlos un siervo del señor de la comarca. Su nombre era Rikov. Al llegar en su caballo, encontró a Román trabajando, y le saludó, “¡Hola Román!” Román dejó de trabajar y le dijo: “¿Qué te trae por aquí Rikov?” Rikov le dijo, “El señor desea verte. Quiere que vayas hoy mismo a la casa grande.” “¿para qué?” le preguntó Román. Rikov le dijo, “No lo sé. Al señor no se le pregunta, se le obedece.” Román le dijo, “Pues no voy a hacer un largo camino por nada.” Rikov le dijo, “Es mejor que vayas Román. El señor te soporta muchas cosas, lo que no hace con nosotros. Muchas veces le has dicho palabras que nadie más se atrevería pero te aconsejo que no abuses. Es mejor que obedezcas y no le hagas enojar.” Román dijo, “Está bien, está bien. ¡Vamos!”

El abuelo continuó narrándole la historia a Iván, “Nuestro señor era malo. No tenía compasión con nadie; para él los siervos eran como animales. Me acuerdo que una vez, unos campesinos transportaban grandes vigas en sus carros.” El abuelo Dimitri contó que de pronto uno de los campesinos de la caravana gritó, “¡El Señor! Viene el señor.”

El caballerango que venía escoltando de frente al Señor, abriendo el paso, gritó, “¡Déjen paso! ¡Aún lado!” Los campesinos desesperados tuvieron que mover sus cargamentos del camino gritando a los caballos que jalaban los carros, “¡Arre! ¡Arre!” algunos de ellos volteando el carromato y tirando su carga. Mientras los campesinos con temor bajaban la mirada, el señor pasaba tranquilamente sin dignarse a mirarlos. Después, algunos carros eran empujados exigiendo un gran trabajo para sacarlos de la nieve.

El anciano Dimitri continuo su relato, “La palabra del señor era ley. Cuando reía, todos estaban contentos, pero si fruncía el ceño, ¡Qué terror! Pero Román no comprendía esas cosas. Todos se extrañaban que el señor le soportara tanto. Román, Rikov y yo nos dirigimos a la casa señorial.” Cuando llegaron, el señor habló, “Román, he tomado una decisión.” “¿Sobre qué, señor?” preguntó Román. “Quiéro que te cases.” Le dijo el señor.

Román contestó, “¿Yo? Es lo último que se me ocurriría. Si eso es todo, regreso a la selva.” El señor le contestó impacientemente, “Tú no te mueves de aquí. Quiero que te cases con Oxana. No me preguntes porque. Solo obedéceme.” Román contestó, “¡No! Que se case con ella el diablo ¡Yo no quiero!”El señor insistió, “¡Román, no me hagas enojar! Te casaras con ella hoy mismo.”

Ante la negativa de Román, el señor ordenó que Román fuese azotado. Cuando Román era escoltado para ser amarrado a un poste, uno de los guardias le dijo, “No seas tonto. Obedece. Oxana es muy bonita.” Pero Román no cedía.

Sin embargo, cuando lo azotes llegaron, Román tuvo que rendirse. El señor se acercó, y le preguntó, “¿Vas a obedecerme?” Román atado, rendido y herido dijo, “No vale la pena sufrir tanto por una mujer. Me casaré.” “Así me gusta. Mis deseos son órdenes. No lo olvides.” Le dijo el señor.

En ese momento llegó Opanas Schvidsky, un cazador al que el señor estimaba mucho, quien dijo: “¿Qué sucede?¿Que hizo Román para ser castigado?” El señor le dijo, “Se negaba a casarse con Oxana. Pero ya ha entrado en Razón.” Opanas le dijo, “Mi señor. No es necesario martirizar a ese hombre. Permita que yo me case con Oxana.” Curiosamente Román dijo,“¡Ya podrías haber llegado antes! Es tuya. Yo no tengo el menor interés en ella.” Después se dirigió al señor y le dijo, “Y tú señor, debiste preguntar primero si había alguien dispuesto a ser su esposo de buena gana. En vez de eso, me mandas dar latigazos. Los buenos cristianos no obran así.” Sin embrago, el señor dijo, “¡Cállate! He decidido que sea tu mujer y la será.”

Opanas insistió al señor, y le dijo, “Pero señor, yo te suplico que me la des a mí. Román no la quiere.” El señor le dijo, “Opanas, he tomado una decisión y no voy a cambiar de idea. ¡Román se casará con Oxana! Además, nadie ha pedido tu opinión, así que vete al infierno o haré que te den latigazos a ti también.” Pero Román le dijo, “Pues yo, he cambiado de parecer. ¡No me caso!” Encolerizado, el señor le dijo, “¡Ah no! Quiero hacer tu felicidad animal. Ahora estas solo en la selva y no tengo ningún deseo de ir a tu casa. Te haremos entrar nuevamente en razón ¡Denle latigazos hasta que su dura cabeza entienda!” En cuanto lo empezaron a lastimar, Román gritó, “¡No! ¡Si me casaré!”

El señor estaba complacido, y dijo, “Traigan a Oxana. Y tú Román, pon tu mejor cara o la asustaras.” Román le dijo, “Me voy a casar con ella porque me obliga, pero no voy a preocuparme de agradarle o no.” Cuando Oxana llegó, el señor le dijo, “Este es tu futuro esposo. Es un poco bruto, pero un buen hombre. Sé una buena mujer y no te irá mal.”

Cuando el señor se la presentó a Román, le dijo, “No puedes negar que es bonita, eh Román. La mujer más hermosa de estos contornos.” Román solo le dijo, “Eso no me importa. Si ha de ser mi mujer pues ahora mismo quiero regresar a la selva.”

Al volver a la cabaña, Oxana iba con Dimitri y Román continuaba lamentándose, “¡Maldita suerte! ¡Qué necesidad tengo yo de una mujer! Nunca debí aceptar pero ese diablo del señor me habría hecho matar a latigazos.” A continuación, se dirigió a Oxana, “Camina rápido o te daré tantos latigazos como yo recibí por tu culpa.” Oxana temblaba de miedo y hacia todo lo posible por complacerlo.

Al pequeño Dimitri le parecía que ahora la cabaña estaba bonita y ordenada. Oxana y Dimitri se ayudaban en los quehaceres. Oxana era buena con Dimitri pero a Dimitri le daba tristeza que Román no la quisiera. Román era duro con ella y al llegar a la cabaña le decía, “Aún estás aquí. Tenía la esperanza de que te hubieras ido. Ya deberías haber entendido que no quiero una mujer en mi casa.” Oxana resignada permanecía silenciosa. Pero poco a poco Román se fue acostumbrado. Se veía contento y ya no reñía. Pasaron las semanas y los meses y un día, Dimitri notó que Oxana se sintió mal.

Dimitri pensó que ella estaba enferma pero Oxana lo tranquilizó, y una noche dio a luz a un pequeño niño. Dimitri estaba feliz pero notó que el niño era muy flaco y pequeño. Oxana optimista le dijo a Dimitri, “Se pondrá fuerte. Lo cuidaré y crecerá sano y hermoso.” Pero el niño murió esa noche. Oxana lloraba y Román fríamente la consolaba diciendo, “Nada hay que hacer. Lo enterraremos bajo un árbol.” Oxana quería que el pequeño fallecido recibiera los sacramentos, pero fue en vano. Oxana pensaba que su hijo seria un alma en pena. Cuando Román preparó el pequeño ataúd de madera y estaba listo para enterrarlo, Oxana no quería dárselo. Entonces Román le dijo,“¡Vamos dámelo! Es muy tarde y mañana debo trabajar.”

Al regresar todos a la cabaña, Oxana no terminaba de llorar. Dimitri le rogaba que no llorara, pero Oxana estaba deshecha de tristeza. A la mañana siguiente, Oxana se arrodilló frente a la tumba de su hijo diciendo con lágrimas en los ojos,“Aquí está mi pequeño. Ni si quera hay una cruz sobre su tumba. Ni si quiera podre ponerle un nombre. Su alma nunca estará en el cielo.” En los días siguientes Román se mostraba indiferente a la pérdida del niño, y se enfurecía al ver llorar a Oxana.



Un día Román le dijo, “¡Ya estoy harto de tanto lamento y tanta lagrima! Tendremos otros hijos y te olvidaras del muerto. De seguro será mejor que el muerto, porque nadie me saca de la cabeza que ese niño no era mío.” Oxana le dijo, “¡Román! ¡No hables así! Eres un malvado. Dios te va a castigar.” Pero Román le reclamó: “¡Qué! He escuchado cosas en el pueblo. Yo solo digo que no se si ese niño era mío o no, y tengo mis razones para dudar.” Oxana se quedó callada y Román continuó, “Antes de venir conmigo no sé lo que tu hacías. Ahora es distinto. Estaré seguro que el próximo niño era mío. Hace poco una mujer en el pueblo me dijo: es extraño que Oxana ya vaya a dar a luz. No han pasado nueve meses desde que se casaron. Y tenía razón. Solo hace seis meses desde que nos casamos. Así que ¡Basta de llorar! Te callas o te pego.”

Con el tiempo, la tristeza de Oxana desapareció y volvió a sonreír. Un día Román comprendió que a quería. Román abrazó a Oxana y le dijo, “Estas muy bella Oxana. Nunca pensé que te podría querer tanto.” Oxana en sus brazos le decía, “Yo también te quiero mucho. Soy muy feliz a tu lado.” Y el abuelo Dimitri siguió narrando a Iván la historia. Para Román y Oxana, la selva se había transformado en un Paraíso. Vivían muy dichosos y ellos parecían dos niños que acababan de descubrir el amor, hasta que un día estando Dimitri y Román trabajando, escucharon un sonido de cuerno.

Dimitri preguntó, “¿Qué es eso Román?” Román le dijo,“El cuerno que anuncia que viene el señor.” No tardaron en aparecer el señor y su comitiva. Román los saludó, “Buenas tardes señor.” El señor le preguntó, “¿Cómo van las cosas Román?” Román le ayudó a bajar de su caballo y le dijo,“Normal, gracias. Y usted ¿cómo esta?” Todo mundo comenzó a reír, y uno de los acompañantes del señor dijo, “¡Ja ja ja! Este Román jamás aprenderá a tratar a su amo.”

Otro de los acompañantes se acercó a Román diciéndole,“¿Cómo te atreves a hablar así al señor?” Otro agregó, “Eres un bruto Román.” Pero el señor los interrumpió, “¡Silencio! Román. Me alegro que todo marche bien para ti. ¿Y tu mujer?” Román le contestó, “En la cabaña. ¿En qué otra parte iba a estar?” El señor dijo, “Entonces entremos. Descansáremos un momento allí.” Román agregó, “Como usted quiera.” Pero antes de entrar a la cabaña, el señor dio instrucciones, “Bogdan. Prepara todo. Vamos a comer aquí.” Bogdan era el fiel servidor del señor. Por complacer al señor, Bogdan habría sido capaz de matar a su propio padre. Bogdan dio instrucciones, “Ya escucharon al amo. ¡Vengan a ayudarme!”

Una vez dentro de la cabaña el señor saludó a Oxana:“¿Cómo estas Oxana?” El señor tocó la barbilla de ella y dijo,“Te has puesto muy hermosa. No hay otra como tú en toda mi comarca.” Después se dirigió a Román diciendo, “Supongo que estarás contento con la mujer que te di Román.” Pero Opanas agregó, “Es demasiado bruto para apreciar a una mujer como esa.” Román lleno de cólera, tomó a Opanas de la chamarra, diciendo, “¿Por qué has hablado así?” Opanas le dijo,“ ¡Suéltame! Insisto que eres un bruto porque no sabes cuidar a tu mujer.”

Román le dijo, “¿Y de qué tengo que cuidarla? ¿De las fieras? Bien se guardarla de ellas. Diablos no hay en el bosque, así pues, ¿Qué es lo que tengo que temer?” Opanas le dijo,“Además de bruto eres ciego.” Román le contestó, “¡Ten cuidado Opanas! No me digas esas cosas si no quieres enfurecerme.” El señor tuvo que intervenir para detener la discusión, “¡Cállense! No he venido aquí a verlos pelear. Y tú, Opanas, detén tu lengua o la pasaras mal.” Una vez dicho esto, el señor se retiró de la cabaña, no sin antes decir, “Ahora vamos a comer y al atardecer empezaremos la cacería.”

Una vez solos, Opanas le dijo a Román, “Román, no te enfades. No hablé así para molestarte, sino para ponerte en guardia. Escucha: ¿Recuerdas que le suplique al señor que me permitiera casarme con Oxana?” Román le dijo, “Si ¿Y qué?”Entonces Opanas le dijo, “El señor no lo quiso porque le convenías mas tú para sus planes.” Román le preguntó, “¿Qué planes?” Opanas continuó, “¡Hay Román! ¡Qué cándido eres! Pero yo no voy a permitir que el amo se burle de ella y de ti.”

Opanas agregó, “Antes que Oxana caiga en los brazos de ese miserable los mataré a los dos, te lo juro.” Román le dijo,“Oye, creo que estás loco.” Opanas le dijo, “¿Loco? Pues te diré que el señor te obligó a casarte con Oxana porque ella esperaba un hijo de él.” Román angustiado le dijo, “¿Cómo?”Opanas le dijo, “No pongas esa cara. ¿Acaso no lo sabías?”Román bajó la mirada lleno de dolor y dijo, “No. Sospechaba que el niño no era mío pero nunca creí que fuera del señor, ¡Maldito sea!” Opanas le dijo, “Por eso no consintió que me casara con ella. Él aún la desea, y si fuera mi esposa no podría tenerla otra vez.”

Román dijo indignado, “¡Eso pretende ese canalla!”Opanas le dijo, “¿Por qué crees que vino? Recuerda lo que dijo, ‘Vives solo y yo no tengo deseos de ir a tu casa’” Román le dijo decidido, “¡Miserable! Oxana es mi mujer. Solo mía.” Opanas puso su mano en el hombro de Román y le dijo, “Yo soy tu amigo y no permitiré que se burlen de ti. Cuenta conmigo Román.” Román le dijo. “Gracias, Opanas. Nuestro señor me la va a pagar cara. Te lo aseguro.” Opanas dijo, “Pero debes de tener cuidado. Ahora ve con él como si nada supieras. Sobre todo, que Bogdan no sospeche nada.”

Opanas agregó, “Ese perro tiene buen olfato. Ten cuidado con el vodka. El señor pretende emborracharte. Si te manda de caza, espera a que los cazadores de adelanten y luego te regresas. Yo te estaré esperando.” Román le preguntó, “¿Y si te envían también?” Opanas le dijo, “Me regresaré. Juntos nos vengaremos de todas sus maldades.” Román meditabundo dijo,“Hoy voy a cobrar una buena pieza. Cargaré mi fusil con balas de las que empleo para los osos.” Pero Opanas le dijo,“Salgamos. No quiero que se dé cuenta que tramamos algo.”Román le dijo, “Él siempre ha dicho: El tonto de Román…el bruto de Román…ya verá…ya verá…” Opanas agregó, “Ha llegado el momento de mi venganza. El señor me quitó a Oxana y yo se lo cobraré.”

Cuando Román salió de la cabaña, el señor y sus hombres ya estaban comiendo sobre un tapete al aire libre. Uno de los hombres del señor le gritó a Román, “¡Ven acá, Román! Vamos a beber a tu salud y la de tu mujer.” El vodka del señor era tan fuerte que a la tercera copa hacia llorar y luego caía uno al suelo como muerto. El señor le dijo a Román, “Toma otra, Román. ¿Acaso no te gusta?” Román le dijo, “Es el mejor vodka que he probado en mi vida, señor.” El señor le dijo, “¡Eres un diablo! Se diría que bebes agua. Otro en tu lugar tendría lagrimas en los ojos, y tú sonríes.”

Román le dijo, “No tengo motivos para llorar. El señor me hace el honor de venir hasta mi humilde choza. Sería una canallada si llorara.” El señor le dijo. “Entonces, estas contento.” Román dijo, “¿Y por qué no habría de estarlo?” El señor le preguntó, “¿Ya olvidaste los azotes que te tuve que dar para obligarte a que te casaras?” Román le dijo, “¡Qué me voy a olvidar! Yo era muy tonto. No sabía lo que es dulce o amargo.” Román agregó, “Los azotes son amargos y, sin embargo, los prefería a una mujer como Oxana ¡Qué bruto!”Román continuó, “Le doy gracias, mi buen señor, por haberme enseñado a comer miel.” El señor le dijo, “Bueno, para agradecérmelo mejor, irás con mis cazadores y me traerás buenas piezas.”

Román le preguntó, “¿Y cuando quiere que partamos?”El señor le dijo, “Vamos a beber otro poquito; después, Opanas nos cantará algo y luego saldrán.” Román dijo, “Me parece que no se va a poder. Ya es medio tarde. El pantano está muy lejos de aquí. Además, mire el cielo. El huracán se acerca con mal tiempo. Es imposible cazar.” Uno de los hombres del señor dijo,“Román tiene razón. No tardará en empezar a llover.” Otro hombre agregó, “Será mejor que regresemos otro día.” Y uno mas dijo, “En esta época casi no hay caza y…” En ese momento, el señor lo interrumpió, y dijo, “¡Qué significa esto! ¿Se atreven a oponerse a mis deseos? ¿Se olvidan que soy el amo y señor?” Entonces los hombres dijeron. “No…no…haremos lo que usted ordene.” Sin embargo, Opanas quiso insistir, “Reflexione señor. No se manda cazar a la gente cuando amenaza el huracán y sobre todo de noche.”

El abuelo Dimitri continuó narrándole a Iván, diciéndole que Opanas era muy valiente y que no temblaba ante nadie. Era un cosaco libre. Entonces el señor le dijo, “Opanas, no abuses del cariño que te tengo, porque si me enojo contigo, no te irá bien.” El señor se sentó en el tapete y bebió un poco de vodka, diciendo, “Eres suficientemente inteligente para comprender que no hay que meter la nariz en una puerta entreabierta.” Opanas sentado también, tomó su guitarra y le dijo, “Tiene razón señor, y para darle las gracias por la lección que me acaba de dar, le voy a cantar algo.”

Opanas comenzó una melodía que decía así, “¡Oh, señor nuestro, escucha esta canción que canta en mi la voz de la razón! Tú sabes que es más fuerte que el cuervo el gavilán, pero que ante la muerte, igualados están. Y si del cuervo el nido ataca el gavilán, si el nido es defendido, el cuervo ganará.” En ese momento, uno de los hombres del señor dijo, “¡Cómo te atreves, Opanas, a cantar eso!” Luego, se dirigió a otro de los hombres del señor y le dijo, “Temo que en cualquier momento estalle la ira del señor.” Pero el señor no había comprendido, y cuando Opanas terminó de cantar, dijo, “Se está haciendo tarde. Prepárense para partir y no regresen sin unas buenas piezas.”

Luego, se dirigió a Opanas y le dijo, “Opanas, tu irás con ellos. Ya estoy harto de tus canciones. Siempre dicen la verdad, pero lo que en ellas dices, no sucede jamás.” Opanas le dijo,“Señor, nuestros ancianos afirman que las canciones siempre dicen la verdad” El señor le dijo, “Pero yo digo lo contrario. Y mi palabra es única. No olvides que soy el señor de la comarca. Ahora, toma tu caballo y márchate con los demás.”

Pero Opanas le dijo, “Señor, regrese a su casa. El corazón me dice que va a suceder una desgracia.” El señor se rió y dijo, “¡Ja ja ja! Pareces una damisela temerosa. A mi ninguna desgracia me puede pasar.” Pero Opanas le dijo, “Señor, no tiente al destino. Hágame caso.” Entonces, el señor se levantó y empezó a patear a Opanas diciendo, “¡Basta! ¡Déjame en paz! ¡Vete o no respondo de mi! Aunque te he dado confianza, no dejas de ser mi siervo.” Luego, el señor se dirigió a sus hombres, “Y ustedes, ¿Qué esperan para marcharse? ¿Es que piensan que pueden hacer lo que les dé la gana? ¡Vamos, desaparezcan!” Enseguida se dirigió a Román, “Y tu Román, di a tu mujer que me prepare una cama para pasar la noche.”Román solo dijo, “Lo que usted ordene, señor.”

No tardó en caer la noche y en abatirse el huracán sobre la selva. Mientras tanto Oxana angustiada cuidaba al pequeño Dimitri en su habitación. Entonces Dimitri le preguntó, “¿Por qué lloras Oxana?” Oxana le dijo, “Eres muy pequeño para comprender, Dimitri. Prométeme que no te moverás de aquí, no importa lo que escuches.” Entonces el pequeño Dimitri le dijo,“Ese ruido me da miedo Oxana. ¿Qué es?” Oxana llorando le dijo, “Es el murmullo de la selva. No temas. Estoy contigo. Ahora, cierra los ojos. Duérmete, y recuerda: Suceda lo que suceda, no saldrás de aquí. ¿Me lo prometes?” “Si Oxana” le contestó el pequeño Dimitri.

Dimitri estaba empezando a dormirse cuando escuchó voces:“No, por favor señor, no” “Soy tu amo y debes hacer lo que yo quiera” Dimitri asustado se levantó de su cama y se asomó sigilosamente a la puerta de su recamara, solo para ver que Oxana y el señor forcejeaban, y Oxana pedía auxilio a Román, pero el señor le decía, “Román es mi siervo y debe estar dispuesto a complacerme. Lo mismo que tu.” Oxana se quiso liberar pero el señor le dijo, “Ven acá. Deberías estar agradecida que me fije en ti.” Oxana le decía, “¡Señor, se lo imploro!” Pero el señor decía, “Tú eres mía. Te casé con Román para que te cuidara para mí.”

El pequeño Dimitri solo se tapaba los oídos y se preguntaba,“¿Qué pasa? ¿Porqué el señor se porta así con Oxana?” A pesar de que Dimitri había hecho su promesa, se levantó para ver lo que sucedía. Mientras tanto, Bodgan, el guardaespaldas del señor, veía fuera de la cabaña, como Opanas se llevaba el caballo del señor.

Entonces Bodgan tocó a la puerta de la cabaña gritando, “¡Señor, señor…abra! El maldito de Opanas…” cuando inmediatamente le llegó por atrás Román, diciendo, “Primero daré cuentas de ti y después me las veré con tu amo” y lo golpeó. Entonces llegó Opanas y le dijo, “Yo me encargo de él Román. Tú ve por el perro del señor.” Román entró a la cabaña y tomó al señor del cuello. El señor le dijo, “Román, te has vuelto loco ¡Suéltame!” Román lo soltó pero le apuntaba con una escopeta.

El señor le dijo, “¿Cómo te has atrevido? ¿Así agradeces todo lo que he hecho por ti?” Román le dijo, “¡Si, canalla! Tengo muy presente lo que has hecho por mí y por mi mujer. Ahora te lo voy a pagar.” Cuando el señor vio que Opanas llegó, le dijo, “¡Opanas, defiéndeme!” Pero Opanas le dijo,“¿Defenderlo yo? ¿Por qué?” El señor le dijo, “Tú eres mi fiel servidor. Siempre te he querido y tratado como a un hijo.”

Pero Opanas le dijo, “Si, me has querido como el palo quiere a la espalda que golpea; ahora me quieres como la espalda al palo. Te rogué que te fueras a tu casa y no me hiciste caso. Es más, me trataste como al último de tus siervos.” El señor empezó a sentir miedo, y dijo, “¡Déjenme ir! No tomaré represalias. Se los juro. ¡Por Favor!” Entonces Román dijo, “El señor pidiendo por favor. ¡El señor humillándose ante sus siervos!” Entonces el señor apeló a la sensibilidad de Oxana,“Recapaciten. ¡Oxana! Tú tienes buen corazón. Defiéndeme. No permitas que me hagan daño.” Pero Oxana le dijo, “Dios me perdone pero aunque pudiera no haría nada por usted. Se ensañó conmigo.”

Oxana empezó a llorar, “Yo le rogué, le imploré que no me deshonrára, que no me cubriera de vergüenza, y usted se reía, ¿recuerda?” Román perdió la calma, y dijo, “¡Basta! Ven acá. Tenemos una cuenta pendiente y la vamos a saldar.”Opanas dijo, “Ahora veras lo que se siente.” Mientras el señor era arrastrado, decía, “¡Déjenme! Es mejor para ustedes. Si me hacen daño lo pagarán con el destierro siberiano.” Pero Opanas le dijo, “No te preocupes por nosotros. Román llegará al pantano antes que los cazadores. Él conoce un buen atajo. Por lo tanto, nadie sospechará de él.” Opanas agregó, “Por mi parte, yo no tengo miedo a nada. Estoy solo en el mundo.” El señor suplicaba desesperado, “¡Opanas, por piedad!” Ya en la puerta de la cabaña, mientras Opanas y Román arrastraban al señor, Opanas le dijo, “Te pondremos bajo la lluvia para que te refresques un poco.” El señor seguía gritando pidiendo que lo soltaran. Dentro de la cabaña, el pequeño Dimitri decía, “Oxana, tengo miedo.”

Mientras, afueras en la lluvia, el señor era atado a un árbol bajo viento y lluvia diciendo, “¿Qué van a hacer conmigo? Yo he sido siempre bueno…” Román decía, “¡Si, muy bueno! Te pagaremos con la misma moneda” Después Román tomando el látigo, le dijo, “¿Recuerdas cuando me hiciste dar de latigazos?” El señor, lleno de tristeza le dijo, “Fue por tu bien. Eres feliz con Oxana.” Entonces Román se acercó y le dijo, “Y por eso quieres destruir mi felicidad.”

Mientras el señor era azotado a latigazos, sus lamentos asustaban al pequeño Dimitri, pero Oxana le decía, “No son alaridos, Dimitri. Es el murmullo de la selva.” Opanas tuvo que detener a Román, diciendo, “¡Basta Román!” Finalmente Román le disparó al corazón hiriéndolo de muerte.”

Una vez consumado el hecho, Opanas le dijo a Román,“Vete, tienes que llegar antes que los otros al pantano. Diles que hace mucho que los esperas.” Román le dijo, “¿Y tú?” Opanas le dijo, “Me esconderé. Nadie podrá encontrarme y pensarán que yo lo maté.” Román le preguntó, “¿Qué hacemos con el cuerpo?” Opanas le dijo. “Nada. Lo dejaremos ahí. Yo hablaré con Oxana y le diré qué debe decir cuando vengan los cazadores. Tráelos de regreso mañana temprano. ¡Vete ya! Deja todo en mis manos.”

Al día siguiente Dimitri salió de la cabaña y dijo, “Oxana, ¡El señor y su criado están muertos allá afuera!” Oxana le dijo,“Lo sé Dimitri. Cuando vengan los cazadores y pregunten, tú no sabes nada. Tú dormías y nada escuchaste, ¿Me entendiste? Dimitri le dijo, “Pero yo escuché un disparo.” Oxana le dijo,“No hijo. Era el trueno de Dios en medio de la selva. Solo eso oíste.” Dimitri dijo, “El trueno de Dios…el murmullo de la selva…sí, eso debe de haber sido.” Oxana le dijo, “Olvídate de lo demás. Fue un sueño. Un feo sueño.” El pequeño Dimitri dijo, “Si, Oxana. Yo estaba dormido. Siempre que me pregunten diré que estaba dormido.”

Así, el abuelo Dimitri siguió narrando a Iván: “Cuando los cazadores regresaron, se llevaron el cuerpo del señor y de Bodgan. Por mucho tiempo se investigó su muerte. Todos dijeron que Opanas lo había matado. Nadie sospechó de Román.” Iván le preguntó, “¿Y qué sucedió con él? ¿Lo detuvieron?” El abuelo Dimitri le dijo, “No. Durante un tiempo se escondió en la selva. Después reunió una banda y se dedicó a asaltar los castillos señoriales. Odiaba a todos los señores y no perdonaba a ninguno. Su solo nombre causaba terror en todas partes pues dejaba solo destrucción por donde pasaba. Aunque Opanas se encontraba fuera de la ley nunca dejó de visitarnos. Román lo recibía como a un hermano muy querido.”

Una mañana, el pequeño Dimitri y Román estaban cortando madera. Entonces, Dimitri vio llegar a Opanas a caballo, y emocionado dijo, “¡Viene Opanas!” Román dejó el hacha diciendo, “¡Opanas, querido amigo!” Román lo recibió con un abrazo y dijo, “Entremos a la cabaña. Oxana estará feliz de verte.” Opanas le dijo, “Yo también a ella.” Luego, Opanas saludó a Dimitri, y le dijo, “¡Cómo has crecido! Pronto serás un hombre.” Román dijo, “Cuando yo muera, se quedará en mi lugar. Dios no ha querido la dicha de un hijo.” Pero Opanas le dijo, “Ya verán. No te desesperes. Tú y Oxana son jóvenes.” Ramón le dijo, “Ojalá tengas razón.”

El abuelo Dimitri continuó narrando a Iván, “Yo admiraba a Opanas, era tan valiente. Me alegraba mucho cada vez que llegaba. Un día llegó Opanas y a Oxana le dio mucho gusto recibirlo. Cuando Opanas la vio le preguntó dónde estaba Román. Oxana le dijo que vendría hasta la tarde. Después, cuando Oxana vio cansado a Opanas le ofreció darle de comer para que después descansara. Yo le ofrecí a Oxana ayudarle en la cocina, pero ella me dijo que no, y que me fuera a caminar pues ella me llamaría si me necesitaba. Salí para ir a sentarme triste en un tronco. Yo no decía nada pero presentía que en todo eso había algo que no era bueno. Tiempo después Oxana tuvo un niño. Román estaba feliz. Cuando Román lo cargaba en brazos, decía, ‘es igualito a Oxana. El niño más hermoso de la tierra.’ Pasaron los años. El niño creció, se casó y tuvo dos hijos: Zajar y Máximo. ¿Se ha fijado en ellos? Son muy bien parecidos, ¿verdad? Cualquiera que haya conocido a Román y Opanas vera a quien se parecen. Y eso es lo que sucedió hace muchos años en la selva.”

Enseguida se oyó el ladrido de un perro, e Iván dijo,“Alguien viene. El perro esta avisando.” Zajar entro a la cabaña y dijo, “¡Uf, qué tiempo!” Después, entro Máximo y al ver a Iván le dijo, “¡Señor Iván, usted aquí! De haber sabido que vendría, habríamos regresado antes.” Iván les dijo, “No se preocupen. Quería cazar, pero creo que no elegí un buen día.”Zajar le dijo, “Quédese esta noche. Si mañana mejora el tiempo, lo acompañaremos.” Máximo dijo, “Voy a preparar la cena. Algo caliente nos vendrá bien a todos.” Después, Zajar se dirigió al abuelo Dimitri, diciendo, “Viejo, ¿Cómo pasó el día?” Dimitri le dijo, “Como siempre. Acompañado de mis recuerdos.” Zajar le dijo, “¡Ah! Me imagino que le constaste al señor la historia de nuestro abuelo.” Después Zajar se dirigió a Iván y le dijo,“Siempre sucede lo mismo. Cuando la selva empieza a agitarse se acuerda de el pasado.”

Máximo atizando el fogón agregó, “No le haga caso. Es como un niño. Yo no creo mucho en su historia.” Iván se quedó mirando a Máximo, y pensó, “Román me dijo que Oxana y Román tenían el pelo y los ojos negros, y la piel dorada. Zajar y Máximo tienen el pelo rubio, los ojos azules y la piel blanca. No pueden ser descendientes de Román. Entonces el hijo de Oxana era hijo de Opanas…¡Buen amigo tenia Román! ¿Y cómo Román nunca se dio cuenta? O quizá lo supo…ese es un misterio que nunca se podrá aclarar.”

Máximo interrumpió las meditaciones de Iván, diciendo,“Venga. Debe tener hambre.” Los cuatro se sentaron en la mesa, y mientras cenaban se escuchó el sonido de un ventarrón, entonces, Dimitri, el abuelo, dijo, “Oxana, ¿Qué es lo que gime en la selva?” Máximo le dijo a Iván, “No le hagas caso. Cuando hay tempestad, llama a Oxana, que hace mucho que está en el otro mundo.” El abuelo Dimitri dijo, “No es nada. Es el murmullo de la selva, el murmullo de la selva…” Afuera, el ruido del agua, ahogaba los ruidos del viento y el gemido de los altos pinos, sacudidos por la tormenta.