El
Vodka
El alcohol es uno de los problemas
sociales más alarmantes de Rusia, dicen que por esta causa los hombres viven 16
años menos de media que las mujeres. Es un tema general, cultural, estético,
quizá filosófico; se bebe para estar y soportar los trasiegos de la vida. Os
acordareis que hasta el presidente Yelsin se emborrachaba y pellizcada en el
culo a las secretarias; eso lo hacía ante las cámaras de la televisión y hacía
reír a los concurrentes...
Cuando venía hacia Ekaterinburgo me encontré con un compañero de
viaje de esos que te invitan a reflexionar aunque no quieras. Se llama Antonov,
ya es mayor, está reumático, tiene las manos destrozadas, una de ellas amputada
y en los ojos, y sobre todo en la frente, unas grandes arrugas adornan su vida;
¡le hacen una máscara de dolor... Por lo visto es un lesionado de guerra y
tiene una paga que le permite vivir muy justo, esto es todo lo que puedo decir.
Sobre su pensamiento es difícil decir nada, se encuentra en una marginación casi
total y hasta está perdiendo el lenguaje de los gestos. Ya en la ciudad le
invité a tomar un refresco, y él me pidió ir a un MacDonalsd; allí me dio permiso
para retratarlo. Mientras le hacía la foto, él repicaba el suelo con el bastón
y me miraba fijo a los ojos, ¡realmente impresionaba…!
En Moscú encontré otra persona, esta
estaba totalmente abandonada entre cajas y bolsas de basura. No le pedí permiso,
ahora pienso que para no despertarlo; seguramente me habría enviado al infierno
o me habría pedido dinero para otra botella. Antes de llegar a Kazán me
encontré con Baba, este es una buena persona, gran bebedor y un magnífico
conversador; en su momento ya hablé de él y conservo pensamientos cariñosos de aquel
rato que compartimos. Pero no dije nada de un compañero suyo, este se veía muy
afectado por el alcohol, concretamente en los gestos y la manera de hablar. Al
expresarse retorcía el rostro, las manos y el cuello; pienso que dentro de él
se ejercían tensiones insólitas y su cuerpo actuaba sin control.
Así hice todo el trayecto del
transiberiano encontrando personas acosadas por una dependencia que los estaba
destruyendo, hubo un momento que decidí no hacer más fotos sobre el tema, era
una cuestión que afectaba demasiado a la moral de un pueblo y quise censurarme
esta visión del país...
A alguno les hice un comentario al
respecto como a Art-de-lo, a su cuñado y a dos amigos que en aquel momento
trincaban cerveza... Todos compraban el vodka de manera furtiva en las
estaciones del tren, lo vendían en cestos tapados con una manta. La respuesta
fue contundente:
¾De algo te has de morir, mejor hacerlo por algo que te ayuda a
vivir¾
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