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miércoles, 20 de agosto de 2014

El soldado desconocido


El caido, el soldado desconocido…
¿Deploro la violencia o me intimida la muerte…? No lo se muy bien pero se que ante los conflictos me retiro, me quedo sin argumentos y opto por el silencio; ¡pienso que soy cobarde! Eso no niega que en mi interior los héroes no se debatan en duelos singulares, se “agranden los justos hasta hacerse rocas como montañas” y perezcan los villanos como hormigas en un vendaval. Soy observador de mis quimeras, que son las mismas que las de los demás y desprecio a la vez que admiro mi condición humana. Contengo los mismos mecanismos, archivos, intuiciones, fantasmas e incertidumbres que los demás. Si hay algo que quiero destacar aquí es el desprecio a la deslealtad, la pequeñez de la traición y el blindaje institucional de los “elegidos”.
Los héroes son figuras retóricas, ladrillos que levantan el complejo edificio de un pueblo; son construcciones póstumas que se sacan de contexto para beneficio de una “causa”. Como digo, son ideales que se elaboran para difundir el deseo de ser como ellos; ¡arquetipos ejemplares! Cada pueblo tiene sus figuras retóricas, más literarias que reales y más soñadas que vividas.
Los pueblos guerreros, los que buscan la grandeza del horizonte y tienen en la historia “figuras para recordar”, siempre omitirán las páginas oscuras de su vida y darán esplendor a aquello que los hace grandes y nobles…
Pienso que en los campos de batalla no hay seres cortados con este patrón y la mayoría son seres numerados y sin nombre que están allí “cautivos”. Cuando se recuerdan los frentes, las trincheras abandonadas, los restos de la batalla, vemos remolinos de viento sobre los campos de trigo; ¡de aquel dolor y agonía ya no queda nada! Entonces se enciende el recuerdo y aparece el monumento al soldado desconocido. Al poder le interesa que la llama sea permanente y el pueblo se mantenga alerta…
Aquí se abre un paréntesis que nos implica a todos; el blanco del papel nos dice que cuando los ídolos no tienen nombre no son nada. Nadie los recordará y a nadie les servirá de ejemplo para aprender en el futuro. Cuando los caídos son los niños de Gaza, los abuelos de Siria, las mujeres de Irak o los campesinos de Camboya, no hay heroísmos para evocar... Cómo se recuerdan a los caídos a machetazos en Ruanda, en Kenia, en Somalia… ¿quién los recordará mañana?

Los soldados sin nombre son armas letales para el futuro…
Obras conmemorativas de Moscú, Ekaterimburgo y Kazán...

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