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viernes, 8 de agosto de 2014

El hombre de los dientes de oro.

Art-de-lo, Gracias y suerte...

El hombre de los dientes de oro.
Se dicen muchas cosas sobre los dientes de oro pero lo más extraordinario de este asunto es que un niño tuviera uno de manera natural. En Silesia (Polonia) nació este niño el año1595 y Jakob Horst, un profesor de medicina, estudió el tema y lo relacionó con que el día del nacimiento del niño era solsticio de invierno y el sol se había alineado con determinados planetas de manera inusual. Horst publicó un tratado de 145 páginas sobre el caso y lo tituló: Del diente de oro del niño de Silesia. Hubo gran expectación sobre el caso y la familia sacaba dinero por enseñar el diente del chaval. Todo bien hasta que se averiguó que el diente era una corona dental, ¡una estafa! Pero aquella triquiñuela constituye la primera información documentada sobre un caso de ortodoncia bien ejecutado.
En mi viaje por Siberia he encontrado personas con toda la dentadura de oro; el caso más espectacular fue el de una Sra. de Novosivirsk. Era de contextura fuerte, cara redonda, pelo hirsuto, ojos achinados, manos grandes y dentadura totalmente de oro. Estaba trabajando en una tienda de ultramarinos y dispensaba las sonrisas más espectaculares que he visto jamás. Entré a comprar fruta y ella abrió su boca de forma natural para enseñarme sus tesoros, lo hizo igual que un joyero enseña sus alhajas; los dientes brillaron como una perla en su concha. En aquel momento no reaccioné, me quede absorto mirando aquella caja dorada, compre el que quería y salí pensando en pedirle que me dejara hacerle una fotografía; no volví a pasar por allí y me quedé sin la imagen…
En Irkutsk encontré un taxista con otro joyero en la boca, le dije de hacer la foto y me dijo que no. Por fin en el tren de Chitá- Habarosk encontré a otro Sr. Con este, más prudente y amable, quise asegurar la petición y nos pusimos a hablar. Se llama Art-de-lo y trabaja en los campos petrolíferos de Tyumen pero nació y vive en Habarosk; eso me ha dicho él. Es un hombre afable, cariñoso con los compañeros y se bebe los vasos de Vodka igual que si fueran de agua. Le pido hacerle una foto y accede sin problemas, le pregunto por los dientes y me cuenta la historia completa. Según dijo, tuvo una disputa con su padre por problemas de herencia y este le amenazó con desheredarlo si no dejaba la bebida. Él le replicó que no quería nada, sólo un anillo de su abuelo que ya se lo tenía que haber dado. Su padre le dijo:
¾Si te lo doy te lo beberás.¾
Él le contestó que no, que lo guardaría para siempre  y con el anillo se hizo hacer las coronas de todos los dientes. Entonces se puso a reír con algazara…

¾ ¡No me los bebí pero en realidad me los estoy comiendo!-

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